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martes, julio 26, 2011

Video pelea entre Flavio Mendoza y Ricardo Fort en "Showmatch"

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Esta medianoche, el millonario fue a acompañar a su novia, Claudia Ciardone al piso de “Showmatch”. En medio de la devolución de Mendoza, Fort se metió criticando su manera de poner el puntaje. En ese momento el rating trepó a 29 puntos, pero con el baile de Claudia Ciardone había llegado a 31.

“Hablá de la coreografía, no de su belleza”, disparó el chocolatero. Flavio no se lo bancó y fue a hablarle en la cara. El personal de seguridad del millonario no le permitió acercarse, entonces fue el mismo Fort quien accedió a acercarse. Se hablaron muy cerca y cuando Flavio le tocó la cabeza, Fort lo empujó. Flavio respondió con una patada y todo terminó en un escándalo.

Marcelo Tinelli, enojado, dijo que nadie había traído a Fort para lograr esta situación.

2 comentarios :

CARLOS ESTRADA dijo...

RICARDO FORT NO ES SANTO DE MI DEVOCIÓN, PERO TAMPOCO LOS QUE LO INSULTAN

Sé que es un show y que el circo está preparado para que cada emisión venda escándalo, de otra manera caería bruscamente en audiencia, por esa razón entre los “juzgadores” mezclan personas con conocimientos en la materia y otros en el papel de opinólogos para dificultar las cosas, a veces desde la falta de respeto por artistas excelentes.

Rayarían lo delictivo las provocaciones, insultos y discriminaciones que sufre el señor RICARDO FORT; creo que aparte de sus custodios (necesarios por ser hijo de empresaria millonaria y vivir en un país en anarquía creciente, sin seguridad y de vacío legal), tendría que estar acompañado por un hábil abogado y un escribano y hacerle una causa judicial inmediata a las personas populares (digo populares sin desmerecer a nadie, porque famosas son las figuras internacionales del espectáculo de Hollywood y de pocos lugares de Europa) que lo agreden y no soportar reiterados acosos respecto a su vida privada para que “confiese” (?) una condición sexual que unos odian, otros necesitan esparcirla públicamente y demasiados la poseen y exhiben innecesariamente.

Fort es culpable de no frenar los abusos en cadena, seguramente motivados por envidia a su poder económico y a vivir rodeado de lujos inalcanzables para una mayoría; su aparente inmadurez lo ha llevado a frecuentar ambientes donde choca. Podría ser un buen cantante y montar espectáculos teatrales imponentes, con prensa propia o elegida por asesores de imagen, sin necesidad de conventillos baratos (CONSTE QUE NO ES SANTO DE MI DEVOCIÓN) y como no reacciona proliferan los provocadores, los que buscan “pegarle” o lo desafían a pelear sin motivos (?). Mediante su poder económico tendría que resolver rápido y que sus enemigos pierdan las ganas de hacer cola para molestarlo.

Es fácil promocionar la intención de darle un golpe a Fort; es enfermizo e inexplicable odiar a sus custodios (la gilada cree que los lleva por placer y no por necesidad como millonario); cuando se desafía públicamente a alguien se persigue “notoriedad” a sabiendas que no se llegará al hecho por las consecuencias en justicia. A veces los conflictos espinosos se pueden trasladar a un encuentro totalmente reservado, lejano, sin bulla mediática, en un enfrentamiento sin reglas y terminal que puede demorar segundos para un experto, pero la violencia trae problemas y no luce a hombres educados procedentes de buenas familias.

Dudan de la sexualidad del empresario del chocolate y eso no está bien, porque a personas honorables y sin resentimientos nunca se les cruzaría por la mente meterse en la vida ajena, en las posibles “operaciones” del vecino ni en los males físicos del prójimo. Aquí no perdonan los defectos o el éxito de los demás, muchos creen que todos están obligados a ser de igual o inferior condición (profesional, moral, económica, con fracasos, etc.), caso de este heredero de incalculable fortuna que “subestiman” y maliciosamente pretenden juzgar. ¿Se discrimina la cuna de determinadas personas? ¿no somos todos luces fugaces? unos más lindos, otros más feos; unos más ricos, otros más pobres; unos más distinguidos y otros más mediocres, pero en definitiva hermanos, hijos del mismo Dios.

Análisis final útil a los devenidos “valientes”: una fuerte musculatura -lograda de cualquier manera- resiste más y aumenta potencia. Un dóbermann jóven puede ser bravo y morder con rapidez, pero un león tranquilo aunque padezca “artrosis”, si entra un solo manotazo en el cuerpo del rival puede destruir huesos a gusto. Dicen los maestros Zen: Quien desafía a pelear y provoca a otro sin motivos es un ser inseguro que necesita probarse a sí mismo porque sufre miedos inconfesables.

CARLOS ESTRADA *dedicado a actividades ecuestres, profesional en crudas formas milenarias de artes orientales no deportivas y periodista de investigación con larga y documentada trayectoria pública.

Buenos Aires, Argentina, 26 de julio de 2011.

Anónimo dijo...

de aucndo fue esto??